jeudi 13 novembre 2014

Del antisemitismo nazi al antihaitianismo de la decisión del Tribunal Constitucional dominicano. En los pasos de la historia

La decisión del Tribunal Constitucional dominicano, que eliminaría la ciudadanía de hijos de inmigrantes haitianos nacidos en República Dominicana a partir del año 1929, tiene una semejanza típica al proceso del movimiento del nazismo[1]contra los judíos en el siglo pasado. Esta decisión da a pensar en lo que dice el filosofo Hegel: «La experiencia y la historia nos enseñan que los pueblos y los gobiernos nunca han aprendido nada de la Historia ni han actuando de acuerdo con lecciones deducibles de ella». De otra forma, la historia, como conocimiento del pasado humano, puede ser una fuente de referencia para modificar nuestras acciones y evitar de repetir los errores anteriores, ya que seguimos siendo hombres y semejantes, susceptibles de cometer las mismas acciones. La diferencia entre unos y otros, como dice Johann W. Von Goethe, «no hace mucho en la balanza, cuando las pasiones arden y que los límites prescritos a la humanidad se hacen sentir». Así, para repetir a Paul Morand, «la historia, como un idiota, se repite mecánicamente». Además de eso, el tiempo y el lugar no impiden la maldad de las acciones de los hombres, sino su prudencia y responsabilidad para con el otro. Eso es lo que hace la diferencia.

Con estas líneas, no tengo intención de acusar al gobierno dominicano de nazi, sino de mostrar que con su decisión, está en el camino de repetir, quizás sin saberlo, un momento muy oscuro y triste de la historia humana. Estas líneas son más bien un llamado de atención al gobierno dominicano, diciéndole simplemente que sea más prudente y responsable en sus acciones políticas para evitar dejar un sabor amargo en la existencia de ambos pueblos de la isla. Sin embargo, estoy de acuerdo con que Republica Dominicana fortalezca su política migratoria, pero que sea mediante medidas políticas éticas, responsables y sin discriminación. La búsqueda de soluciones políticas, por medidas discriminatorias, puede cuestionar todo esfuerzo del gobierno por establecer un Estado de derecho y democrático.

Hagamos entonces un poco de historia y veremos de qué manera la decisión del Tribunal Constitucional dominicano está siguiendo exactamente los pasos históricos del nazismo. 

El nazismo, como sentimiento racista y discriminatorio contra los judíos, no nació con la segunda guerra mundial, sino que es el resultado de un largo proceso, ya que muchos años antes había existido en Europa central un virulento antisemitismo. Por decirlo así, el nazismo es un paso de sentimientos de odio a leyes discriminatorias que dio lugar a los acontecimientos de la segunda guerra mundial que todos sabemos.

Las corrientes de pensamiento tomadas por el nazismo como propias fueron desarrolladas por Guido Von List y Gorg Lanz Von Liebenfels mucho antes de la segunda guerra mundial. Según su doctrina ariosófica, el hombre, identificado con el ario rubio y de ojos azules, se había desarrollado paralelamente a una raza inferior compatible en términos de reproducción con el verdadero hombre. De esta unión habían nacido las razas inferiores, de aquellas la raza judía era considerada como la anti-raza[2]. En este sentido, Adolf Hitler fue el protagonista y provocador de una escalofriante historia que llevó al mundo a la segunda guerra mundial, pero sus ideas no eran originales. Irónicamente, según informaciones sobre la ascendencia de Hitler, posiblemente su abuelo paterno, de la familia Frankenberger, fuera de origen judío, porque los Frankenberger eran judíos[3]. No me sorprendería tampoco que algunos de estos dominicanos, hostiles a los haitianos y dominicanos de padres haitianos, tuvieran ascendencia haitiana.

En este ambiente de odio al pueblo judío, nació la sociedad Thule, fundada por Rudolf Von Sebottendort el 17 de agosto de 1718. Una sociedad ocultista secreta destinada a perpetuar la ideología del antiguo paganismo germano, difundiendo el antisemitismo, racismo, y que tuvo mucha influencia en el surgimiento del nazismo. De esta sociedad, surgió en enero de 1919 el “Partido Obrero Alemán” (DAP: Deutsche Arbeiter Partei), porque sus fundadores eran todos miembros de esa sociedad.

Poco tiempo después de la afiliación de Hitler a este partido, el nombre se cambió en “Partido Nacional Socialista Alemán de los Trabajadores” (NSDAP: Nationalsozialistische deutsche Arbeiterpartei). En la celebración de su primero mitin en febrero de 1920, Hitler leyó los 25 puntos del programa del partido que proponía la unión de todos los alemanes y que sólo las personas de sangre o raza alemana pudiesen ser ciudadanos del Estado. Hitler subió al poder el 30 de enero de 1933, nombrado canciller del Reich por el presidente Hindenburg, y empezó a destituir arbitrariamente los funcionarios judíos y boicotear, en toda Alemania, tiendas y negocios judíos. Al lado de estas medidas y actos sin marco jurídico, Hitler quiere tener una base legal para justificar su política anti-judía. Así a partir de abril se estableció unas primeras leyes contra los judíos. Durante los seis años que siguieron, la comunidad judía sería ultrajada. Entre 1933 y 1939 se aprobaron en Alemania muchas leyes contra los judíos. «Les  privaron de su ciudadanía, reduciéndoles al status de siervos»[4].

Ese ejercicio político del Estado, Foucault lo describe como biopolítica, el poder político sobre la vida, susceptible de «hacer vivir y dejar morir»[5], dando lugar a un derecho desequilibrado por tener la posibilidad de matar: «no es el derecho de hacer morir o de hacer vivir. No es tampoco el derecho de dejar vivir y dejar morir. Es el derecho de hacer morir o dejar vivir. Lo cual, desde luego, introduce una disimetría clamorosa»[6]. El ejercicio de este poder institucional sobre la vida alcanzaba su forma más cruel durante el nazismo. Este tipo de política de exterminación y muerte, en la que las medidas jurídicas incluyen y excluyen al otro (la vida humana), por el poder soberano, da lugar a la violencia del derecho o violencia institucional, considerando el caso actual de la Republica Dominicana. Este tipo de poder funciona al distinguir los que tienen el derecho a la muerte de los que tienen el derecho a la vida.

Esta biopolítica, según Giorgio Agamben, transforma la vida humana en un objeto (desnuda la vida) de cálculos y mecanismos de control disciplinario del Estado. La nuda vida, frente al modelo de soberanía, se convierte en una mera cosa en las manos del poder, «ha quedado liberada en la ciudad, no simplemente excluida, con ello pasa a ser objeto y sujeto del implacable ordenamiento político»[7]. Uno de los fundamentos de esa política consiste en la materialización de la vida humana que es eliminable, despojada de todo valor político y desprovista de significación. Todo eso en el nombre del derecho que debería garantizar la protección, pero legitima la muerte y la negación del otro como la garantía para mantener el orden público y político. Ésta es la contradicción de la práctica política que, queriendo regular y controlar una situación, recurre a medidas jurídicas extraordinarias que amenazan la vida y la existencia. A eso los políticos y magistrados lo llaman ordenamiento jurídico.  

Es lo que está pasando ahora mismo en Republica Dominica, con la sentencia constitucional, contra los haitianos y dominicanos de padres haitianos. Esta situación no es diferente a lo que pasó en Alemania con el gobierno nacionalsocialista de Hitler que despojaba a los judíos poco a poco sus derechos de ciudadanía hasta su vida misma. De esta forma, los magistrados dominicanos están en el camino de escribir una página lamentable en la historia de su nación. Además, la barbaridad de la segunda guerra mundial no consiste en una serie de acontecimientos irrepetibles en las prácticas políticas de hoy, sino que se repiten desgraciadamente de otras formas, en otros lugares y circunstancias. En este caso, Alain (Emile Chartier) tiene razón al decir: «La historia es un gran presente, y no sólo un pasado».

Otro aspecto que caracteriza este ejercicio político, según Carl Schmitt, es la estratégica de designar al otro como el enemigo que causa las situaciones desgraciadas de la nación y el peligro del Estado:
La distinción específica de lo político, a la que pueden reducirse los actos y los móviles políticos, es la discriminación del amigo y del enemigo. «….». El enemigo político no tiene por qué ser moralmente malo; no tiene por qué ser estéticamente feo; no tiene por qué actuar como un competidor económico y hasta podría quizás parecer ventajoso hacer negocios con él. Es simplemente el otro, el extraño, y le basta a su esencia, el constituir algo distinto y diferente en un sentido existencial especialmente intenso de modo tal que, en un caso extremo, los conflictos con él se tornan posibles, siendo que estos conflictos no pueden ser resueltos por una normativa general establecida de antemano ….[8].

A través del movimiento activo y abierto de discriminación del antisemitismo, se estigmatizaba a los judíos como degeneración racial, culpables de las desgracias del Estado. «Todo lo que los nazis odiaban estaba para ellos simbolizado en los judíos»[9]. Hitler mismo vio en ellos como el peligro y el mal de la nación alemana y afirmaba: « el judío es... un parásito, una esponja... un bacilo pernicioso... su presencia es también semejante a la de un vampiro; dondequiera que se establece, la gente...corre el riesgo de ser desangrada hasta la muerte»[10]. Acaso ¿no se aparenta a ello la situación de los haitianos en Republica Dominicana, en cuanto grupo con importancia social y económica en el país?

Después de ser tachados de enemigos de la nación, se procedió a desposeer a los judíos de sus derechos y sus bienes, separándolos así del resto de la sociedad. ¿Eso no será el objetivo de la nueva sentencia del Tribunal Constitucional dominicano? Además de eso, muchos establecimientos públicos fueron señalizados con el fin de prohibir o desalentar la entrada de los judíos. Es lo que se reserva a los dominicanos de padres haitianos en la sociedad dominicana, tanto que ya algunos casos semejantes están pasando, como este joven, Elmo Bida Joseph, quien no pudo inscribirse en una academia de béisbol, por falta de documentos legales que no le fueron otorgados[11].

El fallo del Tribunal Constitucional dominicano, en comparación con antisemitismo, puede verse como una ley antihaitianista, porque se dirige sólo contra un pueblo, como fue el caso nazi contra el pueblo judío. A mis ojos, este fallo es una conclusión lógica de un proceso que comenzó por sentimientos de odio y racistas. El problema aquí no es sólo por la existencia de una nueva ley sobre la nacionalidad o la migración, sino también porque ésta se dirige exclusivamente contra un grupo de personas. Uno no sabe que puede suceder tras esta ley. Eso muestra claramente una actitud sistemática de aquellos que son hostiles a los haitianos y proponen, contra ellos, medidas legales discriminatorias para facilitar sus futuras acciones. Esta decisión de persecución del Tribunal sería una de las más infames del catálogo constitucional dominicano. En este sentido, no podemos hablar de medidas políticas, sino racistas y discriminatorias.

Esta medida legal, pero fatua, acabará aumentando si no activando el sentimiento de odio entre ambos pueblos. Lo que no es una ventaja para ambos países condenados a existir juntos, como hermanos, ya que comparten una sola isla. Así que esta decisión sólo puede volverse un mal para ambos pueblos.

Sin embargo, valoro mucho la posición de muchos dominicanos que ven en este fallo jurídico, una decisión ilógica, insensata y vergonzosa. Frente a esta irresponsabilidad política, los países de la región, tanto el gobierno haitiano como los organismos internacionales y las organizaciones de defensa de los derechos humanos también tienen algo que decir. No pueden hacer silencio, lo cual sería una forma de colaboración a lo malo. Así no deberíamos olvidar las palabras de Albert Einstein al decir «el mundo no está amenazado por las malas personas, sino por aquellos que permiten la maldad». En el mismo sentido, al retomar las palabras de Edmond Burke quien afirmó la responsabilidad del hombre con alta claridad: «para que el mal medre, basta que las buenas personas no hagan nada para impedirlo». Nuestra responsabilidad humana es impedir todo tipo de actos contra la persona, quienquiera, y la dignidad humana. A los responsables del gobierno dominicano les incumbe y les conviene, a final de cuentas, reconsiderar esta actitud política y su responsabilidad, no sólo frente al pueblo haitiano, sino también ante la humanidad entera.


[1]Movimiento político alemán que se constituyó en 1920 con la creación del Partido Nacionalsocialista Alemán del Trabajo (Nationalsozialistiche Deutsche Arbeiter-Partei, NSDAP), llamado también nazi por la palabra alemana (Nationalsozialistische).
[2] Cf. M. J. Thornton, El nazismo 1918-1945, Aparición, auge y caída del partido nacionalsocialista alemán, Globus, Madrid, 1994 pp. 14-15.
[3] Cf. Ibídem, p. 20-24.
[4] Ibídem, p. 99.
[5] Michel Foucault, Defender la sociedad. Curso en el Collège de France (1975-1976). México: Fondo de Cultura Económica, 2002. p.218.
[6] Ídem.
[7] Velamazán Pablo. “Giorgio Agamben: Cartografía de un mundo por venir”. En: Archipiélago. Barcelona, No. 43 (2000); p.142-143.
[8] Carl Schmitt, El concepto de lo político. Traducido de la edición de 1963 por Denés Martos, in http://www.laeditorialvirtual.com.ar/Pages/CarlSchmitt/CarlSchmitt_ElConceptoDeLoPolitico.htm, 09.10.13
[9] M. J. Thornton, El nazismo 1918-1945, P. 19.
[10] Idem
[11]Cf. Ezequiel Abiu López, Buscan quitarles la nacionalidad a hijos de haitianos nacidos en Dominicana, in  

De l'antisémitisme nazi à l´antihaitianisme de la décision de la Cour Constitutionnelle dominicaine. Au pas de l'histoire

La décision de la Cour Constitutionnelle dominicaine qui supprimerait la citoyenneté des enfants nés d'immigrants haïtiens en République dominicaine depuis 1929 a une ressemblance typique au processus du mouvement nazi  contre les juifs au siècle dernier. Cette décision donne à penser à ce que dit le philosophe Hegel: «L'expérience et l'histoire nous enseignent que peuples et gouvernements n'ont jamais rien appris de l'histoire, qu'ils n'ont jamais agi suivant les maximes qu'on aurait pu en tirer». En d´autres termes, l'histoire, en tant que connaissance du passé humain, peut être une source de référence nous permettant de modifier nos actions et éviter de répéter les erreurs du passé, car nous restons encore des hommes et sommes tous pareils, capables de commettre les mêmes actions. La différence entre les uns et les autres, comme l´exprime Johann W. Von Goethe, «ne fait pas beaucoup dans la balance, quand les passions brouillonnent et les limites prescrites à l'humanité se font sentir». Ainsi, pour reprendre Paul Morand, «l’histoire, comme un idiot, automatiquement se répète». En outre, le temps, le lieu ou l´espace n'empêchent pas les mauvaises actions des hommes, sinon sa prudence et sa responsabilité vis-à-vis de l'autre.  Voilà ce qui fait la différence.

À travers ces lignes, je n'ai pas l'intention d'accuser le gouvernement dominicain de nazi, mais de montrer qu´avec sa décision, il est en train de répéter, peut-être par inadvertance, un moment très sombre et triste de l'histoire humaine. Ces lignes sont plutôt un avertissement au gouvernement dominicain, lui disant tout simplement qu'il soit plus prudent et responsable dans ses actions politiques afin d´éviter de laisser un goût amer dans l'existence des deux peuples de l'île. Cependant je suis d'accord avec l´idée que la République dominicaine renforce sa politique d'immigration, mais que ce soit par des mesures politiques éthiques, responsable et sans discrimination. La recherche de solutions politiques, par des mesures discriminatoires, peut défier toute tentative du gouvernement d´établir un État de droit et démocratique. 


Faisons donc un peu d'histoire et voyons comment la décision de la Cour Constitutionnelle dominicaine suit exactement les traces historiques du nazisme.



Le nazisme, d´abord comme sentiment raciste et discriminatoire contre les juifs, n'est pas né avec la seconde guerre mondiale, mais est le résultat d'un long processus, car antérieurement il y avait en Europe centrale un antisémitisme virulent. Pour ainsi dire, le nazisme est une étape de sentiments de haine aux lois discriminatoires qui ont conduit aux événements de la Seconde Guerre mondiale que nous connaissons tous.



Les courants de pensée prises et adoptés par les nazis ont été développés par Guido von List et Gorg Lanz von Liebenfels bien avant la seconde guerre mondiale. Selon leur doctrine ariosophique, l’homme, identifié avec le blond aryen aux yeux bleus, a été développé en parallèle à une race inférieure compatible en termes de reproduction avec le vrai homme. De cette union, sont nés les races inférieures, desquelles la race juive était considérée comme l´anti-race . En ce sens, Adolf Hitler était le protagoniste et provocateur d'une histoire effrayante qui a amené le monde à la seconde guerre mondiale, mais ses idées n´étaient pas originales. Ironiquement, selon des informations sur la généalogie d’Hitler, probablement son grand-père paternel, de la famille Frankenberger, aurait été d'origine juive, parce que les Frankenberger étaient juifs . Je ne serais pas non plus surpris d´apprendre que certains de ces dominicains, hostiles aux haïtiens et dominicains de parents haïtiens, auraient l´ascendance haïtienne.



Dans cette atmosphère haineuse contre le peuple juif, est né la société Thule, fondée par Rudolf Von Sebottendort le 17 Août 1718. Une société occulte secrète visant à perpétuer l'idéologie de l'antique paganisme germanique, la propagation de l'antisémitisme, le racisme, et qui a beaucoup influencé le surgissement du nazisme. De cette société, a émergé en Janvier 1919, le «Parti des Travailleurs Allemands» (DAP: Deutsche Arbeiter Partei), car ses fondateurs étaient tous membres de la société.



Peu de temps après l'affiliation d’Hitler à ce parti, le nom a été changé en "Parti National- socialiste des Travailleurs Allemands" (NSDAP: Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei). À l'occasion de sa première réunion en Février 1920, Hitler a lu les 25 points du programme du parti qui a proposé l'union de tous les allemands et que seules les personnes du sang ou de la race allemande auraient pu être des citoyens de l'État. Hitler est arrivé au pouvoir le 30 Janvier 1933, nommé chancelier du Reich par le président Hindenburg, et a commencé à destituer arbitrairement les fonctionnaires juifs et boycotter, dans toute l´Allemagne, les commerces et entreprises juives. Parallèlement à ces mesures et actions sans cadre juridique, il veut avoir une base légale pour justifier sa politique anti-juive. Ainsi à partir d’avril, sont établies les premières lois contre les Juifs. Pendant les six années suivantes, la communauté juive a été bafouée et outragée. Entre 1933 et 1939, de nombreuses lois ont été votées en Allemagne contre les juifs. «Ils les ont privés de leur citoyenneté, en les réduisant au statut de serviteurs» . 



Cet exercice politique de l'État, Foucault le nomme biopolitique, le pouvoir politique sur la vie, susceptible de «faire vivre et laisser mourir» , donnant lieu à un droit déséquilibré pour avoir la possibilité de tuer : «ce n'est pas le droit de faire mourir ou de faire vivre. Ce n'est pas non plus le droit de laisser vivre et laisser mourir. C'est le droit de faire mourir ou laisser vivre. Ce qui, bien sûr, introduit une asymétrie flagrante» . L'exercice de ce pouvoir institutionnel sur la vie a atteint sa forme la plus cruelle durant la période nazie. Une telle politique d'extermination et de la mort, impliquant des mesures juridiques qui incluent et excluent l´autre (la vie humaine), à travers le pouvoir souverain, donne lieu à la violence du droit ou la violence institutionnelle, considérant le cas actuel de la République dominicaine. Ce type de pouvoir fonctionne en distinguant ceux qui ont droit à la mort des autres qui ont  droit à la vie. 



Cette biopolitique, selon Giorgio Agamben, transforme la vie humaine en un objet (la vie nue ou dépouillée) de calculs et de mécanismes de contrôle disciplinaire de l'Etat. La vie nue (dépouillée), face au modèle de la souveraineté, devenant une simple chose entre les mains du pouvoir, «a été libéré dans la ville, non simplement exclue, avec cela elle devient objet et sujet de l'ordre politique implacable» . L´un des fondements de cette politique consiste à matérialiser la vie humaine qui est éliminable, dépouillée de toute valeur politique et dépourvue de signification et de sens. Tout cela au nom du droit qui devrait garantir la protection, mais légitime la mort et la négation de l´autre comme la garantie de maintenir l'ordre public et politique. C'est la contradiction de la pratique politique qui, voulant réguler et contrôler une situation, utilise des mesures juridiques extraordinaires qui menacent la vie et l'existence. Voilà ce que les politiciens et les juges appellent l´ordre juridique.


C'est ce qui se passe en ce moment même en République Dominicaine, avec la sentence constitutionnel contre les haïtiens et les dominicains de parents haïtiens. Cette situation n'est pas différente de ce qui s'est passé en Allemagne avec le gouvernement national-socialiste d'Hitler qui a dépouillé les juifs progressivement de leurs droits de citoyenneté jusqu´à leur vie elle-même. Ainsi les juges dominicains sont en train d'écrire une page triste dans l'histoire de leur nation. En outre, la barbarie de la seconde guerre mondiale ne consiste pas en une série d'événements non reproductibles dans les pratiques politiques d'aujourd'hui, mais qui se répètent malheureusement sous d'autres formes, en d'autres lieux et circonstances. Dans ce cas, Alain (Emile Chartier) a raison de dire: «L'histoire est un grand présent, et pas seulement un passé.».

L´autre aspect qui caractérise cet exercice politique, selon Carl Schmitt, est la stratégie de designer l´autre comme l´ennemi qui cause les situations malheureuses de la nation et le danger de l´État:  
La distinction spécifique des choses politiques, auxquelles peuvent être réduites les actes et les mobiles politiques, est la discrimination de l'ami et de l'ennemi. «....». L'ennemi politique n´a pas besoin d´être moralement mauvais; n'a pas besoin d'être esthétiquement laid, n´a pas besoin d´agir comme un concurrent économique et même pourrait peut-être sembler avantageux de faire affaire avec lui. C'est juste l'autre, l'étranger, et lui suffit à son essence, le fait de constituer quelque chose distincte et différente dans un sens existentiel particulièrement intense de telle manière que, dans un cas extrême, les conflits avec lui deviennent possibles, étant que ces conflits ne peuvent être résolus par une norme générale établie préalablement ....  .



À travers le mouvement actif et public de discrimination de l'antisémitisme, les juifs ont été stigmatisés comme dégénération raciale, coupables des malheurs de l'Etat. «Tout ce que les nazis haïssaient était pour eux symbolisé chez les Juifs» . Hitler lui-même voyait en eux comme le danger et le mal de la nation allemande et a déclaré: « Le Juif est ... un parasite, une éponge ... pernicieuse bacille ... sa présence est également semblable à celui d'un vampire, où qui´il s´établisse, les gens ... courent le risque d´être ruinés jusqu´à la mort» . Peut-être ceci, n´est-il pas apparent à la situation des Haïtiens en République dominicaine, en tant qu`un groupe d’une importance sociale et économique dans le pays?



Après avoir été étiquetés d´ennemis de la nation, les juifs ont été privés de leurs droits et biens, en les séparant ainsi du reste de la société. N'est-ce pas le but de la nouvelle sentence de la Cour Constitutionnelle dominicaine? À part de cela, nombreux établissements publics ont été interdits aux Juifs. C´est ce qui est réservé aussi aux dominicains de parents haïtiens, si bien que déjà quelques cas similaires se sont déjà produits, comme ce jeune, Elmo Bida Joseph, qui ne pouvait pas s'inscrire à une académie de baseball en raison du manque de documents juridiques qui ne lui ont pas été accordés .



La décision de la Cour constitutionnelle dominicaine, en comparaison à l'antisémitisme peut être considéré comme une loi antihaïtianniste, parce qu´elle s`applique contre un peuple, comme ce fut le cas nazi contre les juifs. A mes yeux, cette décision est une conclusion logique d'un processus qui a commencé avec des sentiments haineux et racistes. Le problème ici n'est pas seulement l'existence d'une nouvelle loi sur la nationalité ou la migration, mais aussi parce qu'elle est dirigée exclusivement contre un groupe de personnes. Qui sait ce qui se cache dernière cette loi! Cela montre clairement une attitude systématique de ceux qui sont hostiles aux haïtiens et proposent, contre eux, des mesures légales discriminatoires afin de faciliter leurs actions futures. Cette décision de persécution de la Cour serait l'un des plus infâmes du catalogue constitutionnel dominicain. En ce sens, on ne peut pas parler des mesures politiques, sinon racistes et discriminatoires.



Cette mesure légale, mais stupide, est susceptible de provoquer, sinon activer le sentiment de haine entre les deux peuples. Ce qui n'est pas un avantage pour les deux pays condamnés à coexister, comme des frères, car ils partagent une seule et même île. Ainsi donc, cette décision ne peut qu´être un mal pour les deux peuples.



Cependant, j'apprécie beaucoup la position de nombreux dominicains qui voient cette décision judiciaire, une décision illogique, absurde et honteuse. Face à cette irresponsabilité politique, les pays de la région, aussi bien le gouvernement haïtien que les organismes internationaux et organisations de défense des droits de l'homme ont aussi quelque chose à dire. Ils ne peuvent pas faire silence, ce qui serait une forme de collaboration au mal. Ainsi nous ne devons pas oublier ces paroles d'Albert Einstein: «le monde n'est pas menacé par les mauvaises personnes, mais par ceux qui permettent le mal». Dans le même sens, pour reprendre les mots d'Edmond Burke qui affirme la responsabilité de l'homme avec une grande clarté: «pour que le mal se prospère, il suffit que les bonnes personnes ne fassent rien pour l'empêcher». Notre responsabilité humaine est d'empêcher tous les actes contre la personne, quiconque, et de la dignité humaine. Il incombe aux responsables du gouvernement dominicain, en fin de compte, de reconsidérer cette attitude politique et leur responsabilité, non seulement vis-à-vis du peuple haïtien, mais de l'humanité tout entière. 





[1] Mouvement politique allemand qui a été constitué en 1920 avec la création du Parti National-socialiste des Travailleurs Allemands (Nationalsozialistiche Deutsche Arbeiter-Partei, NSDAP), également appelé nazi à cause du mot allemand (Nationalsozialistische).

[2] Cf. M. J. Thornton, El nazismo 1918-1945, Aparición, auge y caída del partido nacionalsocialista alemán, Globus, Madrid, 1994 pp. 14-15.

[3] Cf. Ibídem, p. 20-24.


[4] Ibídem, p. 99.



[5] Michel Foucault, Defender la sociedad. Curso en el Collège de France (1975-1976). México: Fondo de Cultura Económica, 2002. p.218.



[6] Idem.



[7 Velamazán Pablo. “Giorgio Agamben: Cartografía de un mundo por venir”. En: Archipiélago. Barcelona, No. 43 (2000); p.142-143.



[8] Carl Schmitt, El concepto de lo político. Traducido de la edición de 1963 por Denés Martos, in http://www.laeditorialvirtual.com.ar/Pages/CarlSchmitt/CarlSchmitt_ElConceptoDeLoPolitico.htm, 09.10.13



[9] M. J. Thornton, El nazismo 1918-1945, P. 19.



[10] Idem.



Cf. Ezequiel Abiu López, Buscan quitarles la nacionalidad a hijos de haitianos nacidos en Dominicana, in  



http://www.elnuevodia.com, 03.10.2013.



[11]Cf. Ezequiel Abiu López, Buscan quitarles la nacionalidad a hijos de haitianos nacidos en Dominicana, in  



http://www.elnuevodia.com, 03.10.2013.

Le problème éducatif haïtien : au delà du lire et de l’écrire. Ce que nous révèlent les pratiques sociopolitiques haïtiennes

Par Abraham Marcelson --- Aujourd'hui l'éducation est considérée et vue en Haïti comme un besoin immédiat et une nécessité absolue pour l'épanouissement social et humain. Mais dans quel sens abordons-nous ce sujet si fondamental? Y a t-il vraiment des débats sérieux sur les différents problèmes éducatifs qui affectent notre société dans ses racines et dans ses modes de fonctionnement?
Le gouvernement actuel fait de l'éducation une de ses grandes priorités permettant à des enfants de fréquenter un établissement scolaire gratuitement. Dans ce cas, le besoin éducatif se réfère plutôt à l'apprentissage du lire et de l'écrire ; ce qui est d'ailleurs louable, mais qui n'aborde qu'une partie du problème éducatif haïtien ou une face de la médaille. Ce problème est beaucoup plus complexe et sérieux. Pour cela, nous devons l'aborder de manière radicale.
Compte tenu du mode de fonctionnement de la société, marquée non seulement par l'analphabétisme et d'illettrisme, nous devons aujourd'hui poser le problème de l'éducation haïtienne dans toute sa complexité et son intégralité. Outre la capacité de lire et d'écrire, l'éducation devrait inclure l'apprentissage de toute une gamme de valeurs, de compétences, d'attitudes, dont le sens de la discipline, de l'honnêteté et du sérieux, susceptibles de doter l'enfant, le jeune, voire l'adulte, de la capacité d'exercer pleinement sa responsabilité citoyenne.
En outre, la praxis politique, telle qu'elle se vit en Haïti, rend de plus en plus capitale et même nécessaire cette approche intégrale du processus éducatif dans le pays. Les scandales en série qui se reproduisent dans notre société, particulièrement dans le champ politique, nous montrent clairement que l'éducation, sous toutes ses formes, est un problème social grave. Des membres de presque toutes les nobles institutions du pays ne sont exempts d'avoir été mis sur le banc des accusés: en passant par des juges, députés, sénateurs pour arriver à des dignitaires de l'Exécutif. Tout semble indiquer que le problème à la base de ces scandales de corruption, voire de viol, n'est pas dû à l'alphabétisme et à l'illettrisme. Où se trouve donc le problème ?
Notre société prétend qu'un citoyen est éduqué après avoir bouclé les études classiques et universitaires. Mais l'instruction qui se réfère à l'acquisition de savoirs scientifiques ou techniques se révèle très limitée pour atteindre une vie pleinement humaine et responsable. Pour cela, l'éducation ne se limite pas à l'obtention d'un titre professionnel, elle constitue une tâche permanente. Elle est le moyen par lequel sont transmis l'héritage et les valeurs d'une société, d'une culture et d'une civilisation et tout ce dont l'être humain a besoin pour s'acquitter de ses fonctions et rôles dans la société. D'où la nécessité de ne pas dissocier ces deux grands pôles de l'éducation: la discipline (les règles) et l'instruction ou la formation.
Ces deux dimensions sont très importantes et capitales pour maintenir l'équilibre et le respect en garantissant le bon développement de la société que nous voulons profondément transformer. Le premier pôle nous renvoie à l'intériorisation de règles à vivre en communauté, en garantissant les bons rapports sociaux et humains établis par les principes et les bonnes manières de vivre. Le deuxième se réfère à l'apprentissage des connaissances et du savoir-faire en vue du développement de la personne, en détenant les atouts et connaissances nécessaires pour vivre tout en faisant évoluer sa communauté. La formation est liée à une discipline ou à un domaine donné, mais l'éducation est plutôt liée à la vie, à l'ensemble des formations et aux domaines de la vie en société ou en communauté dans son ensemble. Dans ce cas-là, la réalité de notre société haïtienne devrait nous questionner.
Les formations académiques et les instructions ne suffissent pas pour permettre à un être humain de jouer son rôle valablement comme citoyen dans une communauté. Le sens de responsabilité, le respect, l'honnêteté et le sens de la vie commune ou partagée sont aussi importants. Tout cela ne peut être acquis seulement dans les écoles, sinon aussi dans les familles, les églises, les organisations politiques, les mass-médias et toutes les autres institutions ayant une influence considérable sur la société. Notre problème éducatif montre aussi bien que ces institutions sont elles-mêmes en crise et trouvent de sérieuses difficultés pour répondre pleinement à leur mission éducative. La prise de conscience de cet état de fait est le premier pas à franchir.
Il est important et même nécessaire que ces institutions que j'appelle des secteurs éducatifs, permettent à l'homme haïtien d'acquérir une profonde connaissance de la vie et de lui-même en tant qu'humain et de savoir partager la vie avec les autres. Mais nous pouvons remarquer que les pratiques prédominantes dans la société haïtienne, telles que la corruption, la violence, la délinquance et le non respect de la loi et des autres, est aux antipodes de cette approche de l'éducation favorable à l'évolution harmonieuse du pays et à l'épanouissement des Haïtiennes et Haïtiens.
Une bonne compréhension de la souveraineté des valeurs, dont le sens de la responsabilité et la reconnaissance de l'autre comme un sujet digne de respect, et de leur importance dans une société fait cruellement défaut en Haïti. Considérant notre situation existentielle actuelle, nous pouvons observer que notre conception de la vie humaine se révèle de plus en plus dépassée. Le pays est déchiré par des vagues de violence et surtout par le non-respect du principe même de la vie. Chacun cherche à se donner des principes en agissant comme bon lui semble. Pour ces raisons, le redressement d'Haïti ne doit pas être seulement social, matériel et intellectuel, mais surtout moral.
Si le problème éducatif haïtien n'est pas pensé de telle façon à ce que nous corrigions nos défauts et comportements dans les actions sociales, nous ne cesserons de patauger dans les bêtises à répétitions surplombant nos pratiques sociopolitiques. Notre manière actuelle de procéder ne nous permet d'espérer le meilleur pour la société. Ainsi nous ne faisons même pas du surplace, sinon nous marchons à reculons et, comme corollaire, la situation du pays s'enlaidit et se dégrade de plus en plus. La cause est évidente: un système éducatif mal pensé et abandonné à lui-même ne saurait produire que des hommes imprudents, irresponsables, corrompus et incompétents. Ils sont peu nombreux, les hommes et les femmes, qui ont pu se sauver des rouages de cette machine à broyer les consciences et les valeurs. Dans ce sens, le problème éducatif ne se réfère pas seulement aux nombre de personnes que nous devons envoyer à l'école, mais surtout à la manière de les éduquer.
Tout cela renvoie au travail de socialisation du sujet haïtien capable de lui inculquer les modèles et les principes du vivre en société et tout en les faisant ses règles de vie personnelles. L'appropriation de ces principes suppose un processus éducatif orienté à faciliter l'intériorisation, l'assimilation et l'incorporation des valeurs et des normes sociales par les sujets. Ainsi l'individu sera en mesure de vivre sa vie en toute liberté et avec responsabilité, pendant qu'il travaille pour sa propre réalisation et celle des autres dans sa communauté. A ce niveau on peut parler d'une éducation efficace puisqu'elle permet à l'individu de s'intégrer dans la société et de la transformer. De manière plus précise, l'éducation remplit sa mission lorsqu'elle permet de former la personne, le citoyen et le travailleur engagé et responsable.

Sinon quel résultat ?

Nous avons un pays paralysé et désarmé parce que les personnes ne sont pas en mesure de remplir leur rôle de manière responsable. Nous ne faisons que reproduire nos tristes passés, dont nous n'apprenons rien et qui ne nous servent pas à améliorer notre présent et à construire notre futur.
En conséquence, nous avons un pays qui ne fonctionne sur la base d'aucun critère établi pour nommer et élire. Un pays du tout-est-possible où la normalité et l'anormalité se mêlent et se mélangent. Un pays de paradoxes qui étonne et surprend. Quelles sont donc les conséquences ?
Quelqu'un qui n'est pas à sa place et ignore à la fois sa compétence et son incompétence, est condamné à faire des bêtises et à entraver le développement de son pays. Pis encore : à ne pas se contrôler ni se maîtriser, de manière à se donner une limite que ce soit dans ses actions ou dans ses fonctions. Il perd son propre contrôle et celui de la relation avec son milieu. En réalité il ne comprend rien du rôle qu'il est appelé à jouer, même s'il fait semblant de l'avoir compris. Il n'a qu'une compréhension superficielle et superflue de ce qu'il voit ou de ce qui lui est présenté. Cela veut dire que la maîtrise de soi et la compréhension réelle de son milieu implique aussi la reconnaissance de ses capacités et limites, donc la compréhension de sa propre réalité.
Dans ce cas, il faut bien faire la différence entre commettre des bêtises et commettre des erreurs. Comme dit l'adage, l'erreur est humaine, mais la bêtise est propre aux hommes et femmes dont la conscience est complètement endormie. Celui qui fait des bêtises sait bien qu'il les fait, mais en dépit de tout il persiste dans ses bêtises en croyant que c'est la meilleure manière de faire. Dans ce cas il y a un problème de conscience. Pourtant celui qui accepte et reconnaît ses erreurs reconnaît aussi ses limites, ses capacités et agit donc en conséquence. Cela veut dire que sa conscience n'est pas en sommeil. Voilà ce qui est de l'humain. Ceux qui font des bêtises n'acceptent pas ses erreurs, car leur conscience endormie et leur incompétence les rendent arrogants, incompréhensifs et intolérants. Par conséquent, ils commettent continuellement des bêtises, en raison du défaut d'intelligence, de bon sens, de jugement et des notions de bases ou les plus communes, bref de tout ce qui permet à un homme de bien remplir sa fonction ou sa responsabilité dans une société. Ce qui relève de l'éveil de la conscience qui est le travail de l'éducation. Donc un juge, un député ou un sénateur, un ministre, un professeur, un président, un pasteur ou un prêtre, etc., dont la conscience sommeille encore, ne font et ne reproduisent que des bêtises. C'est ce qu'on peut nommer aussi la médiocrité qui est bien présente chez nous et qui doit être vue comme un virus à éradiquer dans la société haïtienne. Cette médiocrité se révèle surtout dans les pratiques politiques haïtiennes qui ont contribué en grande partie à l'instabilité sociale du pays.
L'être non éduqué est l'objet de son histoire et ne peut, par conséquent, être le maître de son destin. Enchaîné par sa misère sociale, sa pauvreté humaine et sa propre ignorance, il est privé de toute sa liberté et tout bon sens d'action, donc de sa responsabilité même.
Définitivement, notre problème éducatif est sérieux et est à la racine ou à la source de tous les maux dont souffre cette nation depuis des décennies.
Cela nous met face au défi de penser un Haïti tout Autre, de réaliser des changements radicaux, profonds et durables dans la société. L'éducation reste et demeure l'un des plus grand défis sociaux et politiques haïtiens. C´est le seul moyen qui nous permettra de sortir des situations misérables de toutes sortes dans lesquelles nous baignons et de nous libérer de nos handicaps historiques, politiques et culturels. Le pays continuera à marcher à reculons, si aucune solution de fond n'est apportée au problème de l'éducation. Ce qui nous oblige à aller au-delà de la simple capacité de lire et d'écrire, de l'augmentation du nombre de personnes alphabétisées et instruites.
À considérer toute les dimensions de la vie humaine en société.
Ainsi nous formerons des hommes et des femmes capables de défendre l'intérêt du pays et de répondre pleinement et dignement à leur responsabilité citoyenne. Des hommes et femmes qui pourront enfin penser et panser les plaies de ce pays, au-delà de leurs intérêts personnels et partisans, car leur conscience sera éveillée.
Jean Marcelson Abraham
amarcelson@yahoo.fr

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